Deben haber sido las seis de la tarde, cuando me fui a descansar a una plaza cerca de esa gran iglesia donde estaba sacando fotos. Estaba muy cansado con sueño y mucha hambre, ahí le pregunte a esa mujer donde podría comprar algo para comer, quede muy sorprendido cuando esos lindos ojos y esa sonrisa coqueta me ofrece su casa para tomar un poco de bebida al compás de un pan con queso.
No sabia que pensar, pero ella tenía algo que provocaba que mi corazón latiera un poco más rápido, camine detrás de ella, no por cansado, si no que para atesorar cada uno de sus movimientos y fotografiar en mi mente el contorno de su cuerpo.
No hablamos mucho por el camino, pero tenía la sensación de conocerla hace muchos años, su pantalón blanco dejaba traslucir con el sol parte de su ropa interior, lo cual me agradaba mucho. Entre paso y paso que dábamos rose mi mano con la suya y se me erizo todo el cuerpo, al sentir por un segundo su suavidad.
Adelante, perdón por el desorden, me dijo ella… mire a todos lados y vi un orden perfecto en aquel living y comedor. Mis ojos no dejaban de sacar fotos de cada instante que pasaba en ese improvisado restaurante. Mi bella anfitriona morenita de grandes y bellos ojos, una brillante melena de color negro, su pantalón blanco hacía perfecta combinación con su blusa de colores cafés y esas dos diminutas tiritas que la sostenían en sus hombros, comenzaban a ser mi delirio.
Miraba sus delicados labios cada vez que me ofrecía algo para aliviar el calor acumulado de todo un día en la calle, la observaba y a todos los sonidos que salían de su boca yo decía “Bueno”. Se movía de un lado al otro, sin darse cuenta que en su incesante deambular por la casa, provocaba más y más mis ganas de tenerla cerca.
No recuerdo bien cuanto rato pasó desde que me senté a saborear aquella bebida y ese delicioso pan con queso, pero me levante para dejar el vaso en el lava platos y ahí estaba ella, terminando de limpiar una tasa… me acerque lentamente y pase mi mano a un milímetro de su cintura, deposite el vaso junto a la tasa que ella lavaba, me quede detrás un segundo eterno, mi mano seguía a un milímetro de una dura cachetada, luego con algo de envidia mi otro brazo se puso al otro lado de mi bella anfitriona, solo un planeado descuido me separaban de un sensual abrazo o de un punta pie directo a la calle.
Mi corazón latía cada vez más rápido y podía oír el suyo tratando de alcanzar el ritmo del mió, antes que yo pudiera hacer algo la linda morena se volteo, dejando sus labios a unos centímetros de los míos, sus ojos miraban fijamente los míos, y mis manos comenzaban a sudar. Ella se afirmaba del lavaplatos, yo no reaccionaba, aquel lugar comenzaba a oscurecerse escondiéndonos de todo el mundo, una sonrisa coqueta y un apretón de labios fueron la luz verde para dar rienda suelta a un mar de deseos.
La levanté con mis brazos, apretó mi cintura con sus piernas, mientras yo buscaba rápidamente el mueble más adecuado, ella mordía mis labios, el sabor de su boca, de sus besos y su lengua explorando mi oreja y mi cuello, eran el afrodisíaco perfecto para seguir su ritmo, pasaba lentamente mi lengua por el contorno de su boca, como haciendo un mapa de su dulzura, ella trataba de dar mordiscos y detener mi juego en sus labios. Mientras quitaba mi polera, sus uñas marcaban en mi espalda el camino más corto hasta su casa.
La pasión comenzó a desbordar mi cuerpo cuando comencé a levantar esa blusa, fue un espectáculo sublime… con dos de mis dedos quite la ropa interior que impedían ver la perfección de sus pechos, mientras ella mordía mi cuello, dio con sus dientes justo en el lugar indicado sacando desde mi alma un placentero quejido.
Aquella morena tenia trastornado cada parte de mi cuerpo, escaneaba sus pechos con mis manos, sintiendo su forma, su calor… mi húmeda boca probaba la suavidad de esos delicados pezones, dando suaves mordidas, para no dañar lo que tenía a mi disposición, sus manos en mi cabeza empujaban cada vez más mi boca a sus pechos, no había necesidad de preguntar nada, el incendio estaba desatado. Yo llenaba mi boca con su cuerpo y ella se dejaba humedecer por mis besos, solo nuestros suspiros adornaban el caluroso entorno.
Vamos a mi habitación… escucharon mis sordos oídos, la tome en mis brazos y con sus piernas se aferro a mi, mientras duró el viaje al segundo piso de su casa, cada peldaño de esa muda escalera, era el pretexto perfecto para trenzar mi lengua con la suya en una batalla de lujuria y pasión.
Cerró la puerta mientras yo aun la tenía en mis brazos… aquella frágil morena se bajo del transporte que la llevo hasta su habitación, sus manos se fueron directo al cinturón de mi jeans y en un abrir y cerrar de ojos había soltado y desabotonado el pantalón, mi cuerpo ardía junto al suyo… mis humeantes manos la tomaron de las caderas y la voltearon, su espalda pegada a mi pecho con un invisible pegamento la llevaron hasta la puerta, donde mis manos se pusieron a hacer su tarea, quite el botón de su blanco pantalón, baje su cierre y poco a poco comencé a bajarlo, su oreja se perdía entre mis labios y poco a poco su pantalón ya iba camino hacia el suelo, me despegue de su espalda para admirar lo que escondía esa delgada tela, una perfecta imagen que guarde en el rincón más impenetrable de mi memoria, su diminuta ropa interior era el ultimo obstáculo de mi piel con su cuerpo.
Fui besando su espalda hasta llegar a sus caderas, mientras ella apoyaba sus manos en la puerta e inclinaba un poco su cuerpo hacia atrás, así facilitaría mi tarea, de bajar poco a poco su ropa interior, mis ojos no dejaban de sorprenderse con lo que estaban mirando, levantó un poco su pie y su diminuta ropa voló por la habitación, me levante nuevamente, mis manos pegadas a su cuerpo comenzaron ahora un viaje, empezando por sus húmedos labios, hasta detenerse a descansar en sus pechos, mientras ella movía sus caderas para sentirme más pegado a su piel, luego de un instante el viaje continuo hasta sus piernas, mis animosas manos no dejaban de explorar lo que mi cuerpo quería, entre sus piernas se perdían mis dedos de vez en cuando, masajeando y acariciando sus deseos, mi boca en tanto hacia lo suyo en su cuello y ella solo apoyada, sus suspiros eran el único indicio que aquel camino era el correcto.
Baje mi pantalón y mi ropa interior para sentir en mi piel sus movimientos, quite como pude mis zapatillas y con un poco de esfuerzo saque mi ropa, sin desprenderme de ella, una magnifica sensación recorrió mi vida cuando sentí su piel… ella siguió moviendo su cuerpo como buscando la topografía perfecta en que calzaran mis deseos con los suyos. Hubiera querido haber entrado para conocer cada uno de sus deseos, pero la lleve hasta la cama… su risa coqueta estaba fosilizada en sus cara, eso me provocaba aun más, apoye mis manos en su cama y seguí besando todo su cuerpo, “Todo”. Me perdía entre sus piernas, mis dedos y mi boca daban volumen a sus excitantes gemidos.
Habré estado en esa hoguera un buen par de minutos, hasta que sus manos me quitaron de allí, refresque un poco mi humedecida cara y vi a mi lado la silla de su computador, la cual me pareció perfecta para llevarnos de paseo… “Ven”, le dije yo y tome su mano, ella mojaba sus labios mientras yo me senté, lentamente se fue acercando, ella estaba parada sobre mi, yo la tomaba muy firme de sus caderas, como resguardando con mi fuerza la posibilidad de una huida, tomo entre sus manos cada centímetro de mis ganas, subió y bajo esa suave mano dos veces y en al calor de un apasionado beso, dirigió mi ya muy excitado cuerpo hacia el suyo…
Un sube y baja era el juego de aquel instante, su cuerpo solo se detenía cuando chocaba con el mío, sus pechos se movían al compás de los gemidos, use mis manos para sujetarla fuerte y ayudaba en poner un poco más de fuerza cada vez que bajaba... la silla aguanto lo que pudo, así que instintivamente nos fuimos a la puerta… como en un comienzo su espalda en mi pecho, comenzaba a acercarme muy despacio, estiro su mano hasta mi pierna y me empujo hacia adentro, eso lo tome como un regaño por dedicarme a mirar mucho, así que tomado de sus caderas comenzamos nuevamente a sentir yo el calor y humedad de su interior y ella la firmeza y candor de mi excitado cuerpo…
Estaba descansando en esa plaza, cuando un señor me despierta, para avisarme que el novio ya había llegado y que por favor fuera a sacar las fotografiar de rigor…
Parece que me quede dormido, y había despertado algo alterado, la coca cola y el sándwich de queso que me comí antes de llegar, me habían hecho mal… para la próxima llevaré una bolsa con hielo, porque el calor de aquella vez, fue mucho.
La soñe tan bien, que no le pregunte ni como se llamaba... :)
Viajero Chile... Cuando me invitan a tomar 11 otra vez jajajaja Mejor no me inviten