Mi Roja Pasión
Salgo a fumar, hace frío… hace unas horas nos hablamos después de mucho, nos dijimos muchas cosas que solo quedaran agendadas entre las tantas que un día te escuche, creo que hasta nos amamos por un segundo, igual que ayer.
Ahora estoy solo aquí y ¿tú, te dormiste?... yo aquí estoy, empezando lo que tenía que ser nuestro viaje… me ofrecen café, no quiero, te quiero a ti.
Me siento a escribir esta porquería y ahí esta ella, Pelirroja, ojos verdes con una piel más suave que la brisa en el mar, un metro setenta y cinco de hermosura, mirando directamente hacia donde yo estoy, el aeropuerto esta vació, desvió mi mirada sin dejar de verla. Las azafatas pasan como fantasmas por delante de mí. Yo sigo pensando en ti y ella sigue mirándome, no se quien es, pero me recuerda un tiempo al que me gustaría volver.
Camino al Duty Free y le entrego mi corazón a una botella de vino, la toco, la miro, me embriago de solo pensar en ella recorriendo mi garganta. Necesito fumar, siento su mirada clavada en mi nuca. Me vuelvo a sentar y ahí aparece otra vez con una luz propia buscando la dirección de mis ojos y yo, buscando en el techo del aeropuerto donde resguardar mi timidez… ella sonríe y un dulce perfume llega hasta mi nariz asfixiando cada pensamiento que no le pertenezca.
5.52am tengo que salir corriendo de aquí, ella clavo su mirada en mi dirección, me quema… me seduce y me atormenta, una perfecta muñeca pelirroja y solitaria. Tengo hambre y no hay que comer, solo esa intensa mirada verde claro que llenaría hasta el paladar del más exigente de los hombres.
- ¿Un café señor?... Podría ser.
Tomo un café, y sigo con hambre… tal vez hambre de ti, me miras, te tomo, te toco, te beso y me dejas de recuerdo ese olor… fuiste mía mientras duro mi café. Ya Ya Ya es lo último que escuche… Necesito fumar y algo de frío que relaje mis venas.
- Pasajeros del vuelo 420 con destino a la ciudad de Iquique…Puerta 2.
Ya voy rumbo a Iquique, ella por fin se fue, pero su perfume sigue dando vuelta por mi cabeza, sus caricias por mi cuerpo y sus besos devorando mi pobre cuello.
Las azafatas siempre son feas y no me da la gana de mirar sus señales, ya se que si el avión se cae no sirve para nada el salvavidas… Guau¡¡ los audífonos pá modernos, hergonométricos, aerodinámicos… ¿y ese olor?...
-Tripulación de cabina, reportar
EL chofer prendió el motor, estoy al fondo del pasillo (turista económica con descuento, clase Q)… la azafata me reta y me ayuda, reclina mi asiento (yo quiero dormir)… al menos ella me dará de comer. Estoy solo al fondo del pasillo, la comida y el trago están adelante. La pequeña pantalla sobre mi cabeza indica no usar Mp3, a mi que me importa el mío no lo traje… la neblina no deja ver nada, subimos, subimos. El sol golpea mis ojos y bajo el avión, cientos de kilómetros de algodón que no me deja ver mi casa… Ups¡¡ como se mueve esto, hasta aquí hay hoyos en el camino, o ya se tomaron el avión estos fanáticos de Bin Laden.
- Les habla el capitán…. les invito a disfrutar del vuelo.
El avión deja de moverse y me vuelve el sueño y la pelirroja ¿donde estará?, continúo mirando por la ventana ese mar de nubes. No logro dormir, apreté el botón para llamar a la azafata… Una cerveza por favor.
Llega con una Tecate Roja llena de lindos recuerdos, la tomo en mis manos con la misma suavidad de aquellos días, no me atrevía a hacerle daño a esa lata, para poder seguir admirándola un poco más… Las luces se apagaron… me quede solo, estoy al final de un largo camino, la oscuridad se apodero del avión, la cortina que nos separa de la clase ejecutiva se abre, una luz intensa se da paso por la inmensa oscuridad.
Uyyyy… El tiempo se detiene junto a mi corazón, el reloj comienza a retroceder en mi mente y ese frío vuelve a recorrer mi espalda, creo que hasta escuche esa lluvia y los truenos de una tormenta que me daba la bienvenida… No puede ser.
Solo logro ver dos perfectas y hermosas piernas que vienen hacia mi, poco a poco mis ojos van descubriendo el resto de mi sorpresa, mini falda negra, blusa blanca, luminosos ojos verdes, labios asesinamente apasionados…La pelirroja. Mi corazón late al punto del infarto, ella sigue en su obstinación de mirar hacia donde estoy, no lo logro procesar, ni me lo puedo creer. Cada paso que ella da, lo fotografío en detalle, su pelo encandila mi vida. Me encuentro totalmente petrificado, se acerca demasiado, me levanto del asiento con la intención de arrancar, pero no puedo, me quedo de pie con cara de idiota, sin saber que hacer.
En mi mente solo da vuelta la palabra ¿y ahora que hago?... demasiado tarde
Sus brazos atrapan mi cuello en un abrazo íntimo, intenso… de años. Sus labios besan los míos con la pasión retenida desde otras vidas y yo… no podía hablar, pienso, pienso, pienso, me besa sin dar respiro a mi boca.
Me deja un momento tal vez esperando mi reacción y yo solo la miro y sigo pensando. No tengo palabras, un Ada con traje de mujer, acaba de darme el beso más intenso y recordable de toda mi vida… creo que había mucha gente en ese avión, pero solo logro verla a ella.
- Estas helado, pareces un pingüinito.
No supe que responder, pero tome su mano y en ese toque le entregue mi vida y ella me dio la suya, no se porque caminamos al fondo de este inmenso refugio metálico, donde nadie pudiera mirar.
Me apoyo en la puerta del baño para poder contener sus ansias, sus labios hacen de los míos, su comida personal, mientras mis manos no saben por donde comenzar a tocar su cuerpo, es un instante demasiado sublime y hermoso para una mala caricia, pero la necesito.
Por fin me atrevo a desabotonar su impecable blusa de encajes blanca, para ver en detalle su hermoso cuerpo. Ella toma mi camisa de mezclilla azul sin planchar y sin previo aviso rompe cada uno de los botones, dando pauta a mis nerviosas manos.
Subo su pequeña falda negra, muy despacio, quería sentir minuciosamente la curvatura de su piel, mientras la apoyo contra la puerta… El roce de nuestros cuerpos, la intensidad de cada uno de nuestros besos, elevan la temperatura de ese lugar.
Decidimos entrar al pequeño baño del avión, para que fuera testigo mudo de nuestro “reencuentro”. Decoramos lo que nos sirvió de habitación con nuestras ropas. Y me dedique a impregnar su cuerpo con la humedad de mis labios, en tanto que sus manos interrogaban cada parte de mí.
Nuestras caricias buscaban en cada centímetro de nuestra piel, la explicación perfecta a la interrogante de una química “fatal”…
Verdad o ficción...Todos tenemos una Historia que contar…
solo ella sabe si es verdad
Viajero Chile
18-19/09/2006