COMO LLEGAR A ISLA DE PASCUA EN BARCO
PARTIDA
Diez días, podría parecer poco, pero aquí tal vez sea una eternidad; no se, como llegue a este embrollo, pero aquí estoy, viajando sobre éste “espíritu del mar” (VARUA VAIKAVA)
Poco a poco todo comienza a quedar atrás, las luces cada vez se ven menos y mis ojos ya no logran distinguir los grandes edificios pasando por mi lado. El viento sopla sin piedad y no logro entender como esos pequeños botes de pescadores siguen allí, sin darse vuelta. Mi barco sube y baja por entre las olas, fuertes golpes de la proa contra el mar, es la música preferida por Dios en éste viaje.
Mientras el mar azota al Varua, el viento y la brisa húmeda dan contra mi cara sin dejarme ver, y todo se mueve, atrás quedó la señal del celular, atrás quedó aquella bella imagen enconrtada tal vez por casualidad, o por un mal recuerdo de aquellos viejos tiempos de navegación en bus.
Hoy surco los mismos mares que ayer fueran la carretera de navegantes polinésicos, un intercambio cultural en medio de la nada.
La proa sube y baja sin cesar, como un hacha se entierra en la madera, una madera que no se deja cortar, y yo aquí, mirando como la luna me mira a mi, un pequeño punto en medio del infinito azul.
Aquí es todo adherente y todo esta clavado, hace mucho calor, y no hay ratones, al menos no los veo, y espero que el barco no se hunda para asegurarme de que no saldrán corriendo por mi lado.
El viento sopla y sopla, como aquel lobo del cuento, como queriendo frenar a este espíritu errante, errante y estoico, terco y aventurero como cada uno de sus tripulantes.
Duermo sobre un catre hecho de palos, sobre él un colchón inflable que me hace parecer estar en un bus a toda velocidad. A ratos despierto imaginándome que caeremos a un precipicio. Solo se escucha el sonido del motor y el casco de la nave azotándose contra el mar.
Día x
Hoy comprendo porque de no subir a una mujer al mar, ya que esta belleza, esta armonía solo puede ser opacada con algo con algo tan igual a ella, no hay tiempo en el mar para dos amores.
La proa sube y baja por las olas y yo aun embobado con tanta belleza, me faltarían vidas para poder describir y para dejarme amar por mi hermosa amante azul.
Miro al cielo claro y tibio de esta tarde, y no puedo evitar traer a mi memoria ciertos sueños, aquel pedazo de tierra que me albergo por tantos años, donde ame y fui feliz, donde nadie da nada… esa hermosa tierra en medio de mi corazón.
Como hacer para que escuchen igual que yo, el viento parece ser la suave, la suave mano de una mujer tocando mi cara. Ante mi, la magnificencia de la naturaleza hecha mar. Las olas y el ruido de ellas chocando contra el casco del buque y mi mirada perdida en el horizonte.
Me siento un vigía de 500 años atrás, buscando tierra firme a la distancia, pero solo veo los rayos del sol entrando en el mar.
No puede existir tanta belleza, no puede existir tanta armonía sin ser rebelada, marinos callados y egoístas, un mundo hermoso reservado solo para ellos.
videos del viaje
http://www.youtube.com/watch?v=WeQq0FAF3pE
http://www.youtube.com/watch?v=lL_Uj36z_eo&feature=related