jueves, agosto 24, 2006

Las Cuentas de un Contador (2)

“Mi mamá murió hace más de cuatro meses… la encontramos en su cama, al parecer sufrió una alta de presión que le provocó múltiples infartos cerebrales, eso la mantuvo dos meses en la Posta Central sin despertar del coma, hasta que un día cuando yo llegue a verla y después de saludarla... ella dio dos suspiros y dejo de respirar”.

- ¿Porqué dices al parecer?, eso suena a otra teoría.

- En un momento en la Posta Central preguntaron si había tenido alguna vez, algún intento de suicidio…

- ¿Y tú que piensas?

- Creo que mi vieja si bien tenía muchos problemas y venia saliendo de haber estado internada en el Psiquiátrico de Avenida la Paz, por un tema de depresión… pero estoy seguro que su muerte no paso por eso.

Caminamos hasta un gran árbol en medio del Parque, único testigo de cada una de las sepultaciones desde la apertura del cementerio y un gran guardián que quizás se mantiene en pie gracias a los ríos de llantos subterráneos que alimentan sus ramas sin vida; un fiel reflejo del lugar.

- ¿Tú crees que tu mamá realmente se recuperó de su depresión?

- …no lo se… creo que mi viejo tiene parte de la culpa.

- ¿Pero tus padres no se habían separado cuando tú tenias quince años?

- Mi vieja empezó a sufrir de depresión cuando supo que mi viejo tenía otra familia, eso pasó cuando yo tenía quince años, esa vez mi mamá sufrió de depresión, delirio de persecución y no se que otra cosa. Ella estuvo esa vez internada casi dos meses en el Psiquiátrico de Avenida la Paz… yo era pendejo pero lo que recuerdo no se lo doy a nadie, hasta los árboles de ese lugar, están con problemas mentales.

Con una clara sinceridad, muchas ganas de desahogo y más de seis cigarros pisoteados en la tierra, Pablo entrelaza sus dedos, respira profundo para así detener las lágrimas en sus ojos y sigue retrocediendo su vida.

- ¿Cuando tu vieja se hospitalizó, que pasó con tu papá?

- Se quedo con nosotros hasta que mi vieja salió del Hospital, pero después mi vieja lo hecho de la casa y durante muchos años, no lo volví a ver, mi vieja se hizo cargo de nosotros, se hizo cargo de la casa y el estrés que sufrió todos esos años, le siguieron pasando la cuenta.

- ¿A que te refieres con eso?, ¿volvió a caer al hospital?

- Pasaron muchos año felices, pero a mi vieja siempre le gustaba hacer cosas, hacer negocios y siempre conoció a alguien que la estafó. Sentimentalmente creo que siempre estuvo enamorada de mi viejo, por eso sus pololos nunca le duraban y cuando yo tenía veinte años, ella volvió a sufrir depresión severa, esta vez estuvo hospitalizada en una clínica de Macul.

- ¿Pero esta vez no debió ser tu viejo el culpable?

- No… fue un imbecil que la estafó, por eso mi vieja empezó con delirio de persecución y termino allí un mes.

El viento se comenzó a sentir nuevamente, en las ramas de aquel árbol que atento nos escuchaba y que nos hizo darnos cuenta que ya comenzaba a oscurecerse. Tres féretros tirados por un pequeño carro de color verde habían pasado por nuestro lado, mientras Pablo buscaba en los bolsillos de su pantalón café, algún pañuelo desechable que le ayudara con su floja nariz.

- ¿Luego de esa segunda vez, ella siguió con el mismo ritmo de vida?

- Muchas veces le dije que ya parara de hacer tantas cosas, pero era porfiada, siguió trabajando con turnos en el hospital, día, noche, día noche, a veces llegaba a la casa con un genio insoportable, la verdad es que… por momentos no la aguantaba y creo que ni ella a mí.

- ¿Pero tú relación con ella en algún momento debió cambiar?

- Luego que dejara de hacer sociedades donde sólo perdía plata, pidió cambio en el hospital, se fue a trabajar al cuarto piso donde el trabajo era menos que en el pabellón, su sueldo era menor, pero también era menos el estrés y yo, ya era grande y tenia trabajo, así que no necesitaba sacarse la mugre en la pega… pero un día me fui a vivir solo.

- ¿Irse a vivir sólo, es un acto natural, todos tenemos que hacer nuestra propia vida, como eso puede haber influido tanto?

- Yo era su hijo, su amigo, me fui de la casa y nunca la visite como ella se lo merecía, me tenía que llamar por teléfono para ir a verla.

- ¿Y tú crees que eso le causo su depresión?

- Yo se que no… pero no me di cuenta que se estaba enfermando otra vez, porque nunca la veía, ella entró en pánico luego que entraron a robar en su casa, y yo…me enteré de eso dos semanas después que pasó¡¡¡¡. Mi vieja empezó a sentir susto de los vecinos, puso alarma, no dormía y se paseaba con una linterna toda la noche, me llamaba al celular diciendo que estaban tratando de entrar a robar y yo sólo atinaba a retarla, en vez de comprenderla…

(Parte 2)

Viajero Chile

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